Acerca de la ilusión del progreso y la postergación de las necesidades básicas
Una fila de
monjes aguardaba frente a una casilla cuando Sesuda se acercó. Hizo un gesto de
contrariedad cuando descubrió que el último era el joven Tsetsuko.
–¿Por qué estás con estos hombres en lugar de
meditar solo?
–Esperaba mi
turno.
–Cuando esperas te alejas de la felicidad.
–¿Se puede estar
solo y ser feliz?
–La felicidad no puede
depender de los demás, cuando esperas pones la felicidad afuera.
–¿Es preferible
estar solo, entonces?
–Solo nos realizamos completamente con el otro, es
importante estar con el otro.
–¿Quién es el
otro?
–Es un ejemplo, “el otro” son los otros, cualquier
otro.
–¿Soy yo también
el otro?
–No, tú eres un refrigerador*.
–¿Acaso no soy
también un otro?
–Tú eres tú, pero para mí es importante estar con
otro.
–¿Puedo ser tu
otro?
–En otro momento.
–En la vida todos
son momentos, ¿acaso no seré tu otro aunque no quieras? Me quedaré.
–A veces el hombre necesita la soledad para
encontrarse con su interior.
–¿Es buena la
soledad?
–Revolea demasiado el poncho, para mi gusto
–¿Quieres que me
vaya?
–la decisión es tuya, nos vemos más tarde.
–Me siento
rechazado.
–Si te desapegas no podrás sentir el rechazo
porque no hay adhesión.
–¿Se puede tener
sentimientos sin apego?
–Los sentimientos nos esclavizan.
–¿La esclavitud
es un sentimiento?
–No puedo parar...
–¿Podemos
negarnos a la esclavitud?
–Debemos negarnos activamente, para no esperar que
alguien nos libere.
–Decirle sí a
Lincoln.
–En fin, te hablo con el corazón y me contestas
con el estómago.
–¿Esperar a
Lincoln sería una dulce espera?
–Lo viejo gesta lo nuevo.
–Yo si está
vencida no la como.
–Quien hoy está vencido mañana puede ser vencedor.
–No hay que
escupir para arriba,
–¡Ese es mi pollo!
–En ese caso hay
que dar un paso al costado, ¿verdad?
–El hombre que deja de avanzar empieza a morir.
–Y atrasa la
fila.
–Esa fila ya te está deteniendo, la vida es
movimiento.
–¿Acaso si me
salgo de la fila no moriré?
–A veces para trascender la vida hay que salirse
de la fila que forman otros, iniciar nuestro camino sin nadie por delante.
–Si me voy pierdo
mi espacio.
–La eterna ilusión de la posesión. El espacio es,
no se tiene, cuando tu alma abandone tu cuerpo no se llevará ningún espacio con
ella.
–Tengo miedo de
no encontrar algo mejor.
–Encontrar tu propio lugar puede dar miedo, pero
es donde hallarás el zen.
–¿Acaso este
lugar que tengo es una ilusión? ¿Tratas de decirme que el tiempo no importa?
¿que llegar antes no sirve de nada?
–El apuro es un mal maestro. Ve a meditar.
–Pero...
–Cuando no cuestiones y aceptes la sugerencia de
un maestro serás más sabio.
El joven Tsetsuko
abandonó la fila del baño para ir a meditar. El maestro Sesuda se acercó al
monje que tenía adelante y le preguntó:
–¿Por qué estás con estos hombres en lugar de
meditar solo?