martes, 25 de agosto de 2015

Conversaciones con Sesuda X

Acerca de la ilusión del progreso y la postergación de las necesidades básicas

Una fila de monjes aguardaba frente a una casilla cuando Sesuda se acercó. Hizo un gesto de contrariedad cuando descubrió que el último era el joven Tsetsuko.
–¿Por qué estás con estos hombres en lugar de meditar solo?
–Esperaba mi turno.
–Cuando esperas te alejas de la felicidad.
–¿Se puede estar solo y ser feliz?
–La felicidad no puede depender de los demás, cuando esperas pones la felicidad afuera.                                                                                 
–¿Es preferible estar solo, entonces?
–Solo nos realizamos completamente con el otro, es importante estar con el otro.
–¿Quién es el otro?
–Es un ejemplo, “el otro” son los otros, cualquier otro.
–¿Soy yo también el otro?
–No, tú eres un refrigerador*.
–¿Acaso no soy también un otro?
–Tú eres tú, pero para mí es importante estar con otro.
–¿Puedo ser tu otro?
–En otro momento.
–En la vida todos son momentos, ¿acaso no seré tu otro aunque no quieras? Me quedaré.
–A veces el hombre necesita la soledad para encontrarse con su interior.
–¿Es buena la soledad?
–Revolea demasiado el poncho, para mi gusto
–¿Quieres que me vaya?
–la decisión es tuya, nos vemos más tarde.
–Me siento rechazado.
–Si te desapegas no podrás sentir el rechazo porque no hay adhesión.
–¿Se puede tener sentimientos sin apego?
–Los sentimientos nos esclavizan.
–¿La esclavitud es un sentimiento?
–No puedo parar...
–¿Podemos negarnos a la esclavitud?
–Debemos negarnos activamente, para no esperar que alguien nos libere.
–Decirle sí a Lincoln.
–En fin, te hablo con el corazón y me contestas con el estómago.
–¿Esperar a Lincoln sería una dulce espera?
–Lo viejo gesta lo nuevo.
–Yo si está vencida no la como.
–Quien hoy está vencido mañana puede ser vencedor.
–No hay que escupir para arriba,
–¡Ese es mi pollo!
–En ese caso hay que dar un paso al costado, ¿verdad?
–El hombre que deja de avanzar empieza a morir.
–Y atrasa la fila.
–Esa fila ya te está deteniendo, la vida es movimiento.
–¿Acaso si me salgo de la fila no moriré?
–A veces para trascender la vida hay que salirse de la fila que forman otros, iniciar nuestro camino sin nadie por delante.
–Si me voy pierdo mi espacio.
–La eterna ilusión de la posesión. El espacio es, no se tiene, cuando tu alma abandone tu cuerpo no se llevará ningún espacio con ella.
–Tengo miedo de no encontrar algo mejor.
–Encontrar tu propio lugar puede dar miedo, pero es donde hallarás el zen.
–¿Acaso este lugar que tengo es una ilusión? ¿Tratas de decirme que el tiempo no importa? ¿que llegar antes no sirve de nada?
–El apuro es un mal maestro. Ve a meditar.
–Pero...
–Cuando no cuestiones y aceptes la sugerencia de un maestro serás más sabio.

El joven Tsetsuko abandonó la fila del baño para ir a meditar. El maestro Sesuda se acercó al monje que tenía adelante y le preguntó:

–¿Por qué estás con estos hombres en lugar de meditar solo?