martes, 27 de marzo de 2012

Conversaciones con el maestro Sesuda III

Sobre la libertad

Tsetsuko había terminado de conversar acerca de la luz y la sabiduría, el maestro se había ofuscado un poco. Al otro día, más tranquilo, accedió a seguir la conversación. Se le acercó y le dijo:

–Las nubes del conocimiento ocultan la luz de la sabiduría, pero a veces filtran las terribles verdades para hacerlas más tolerables.
–¿Y traen lluvias?
–A veces.
–¿Es buena la lluvia?
–La lluvia limpia la mente. Siempre llueve antes de la salida del sol.
–No siempre.
–No, era otra analogía, el momento más oscuro de la noche es antes del amanecer, la calma que precede a la tormenta...
–¿Qué tormenta?
–No importa.
–¿Necesitan la lluvia las plantas?
–Pregunta solo lo que necesitas saber.
–¿Obtendré respuestas?
–Las respuestas llegan solas.
–Cuando el examen ha terminado.
–La mente sabia no estudia, aprende.
–No entiendo.
–Estudiar es atar aves al árbol para escuchar su canto.
–Si amas a alguien déjalo libre.
–En fin...
–¿Yo soy el ave, el árbol, el atador o la soga?
–Tu eres un refrigerador.
–¿Puedo liberar las aves del conocimiento para disfrutar del árbol de la sabiduría?
–La verdadera libertad no depende de otros. La libertad sucede.
–Como el sol cuando amanece.
–Cuando llueve las aves cantan, la señora mayor –dentro de la cueva de las realidades aparentes– se levanta.
–Que sí, que no...
–¿Elegiría no cantar el ave si supiera que su canto lo encadena al árbol?
–¿Acaso alguien elige?
–Cantar está en su naturaleza.
–Como la rana y el escorpión.
–La rana, consciente de la naturaleza del escorpión, ha sacado un seguro de vida que asegura un buen pasar a varias generaciones de renacuajos.
–¿Hay alguna enseñanza allí?
–Si no puedes ir contra tu destino al menos trata de sacar algún provecho de él.
–Era mejor atarle la cola al escorpión.
–Tu cerebro supera en inteligencia al de una rana... por poco.
–¿Las compañías de seguros aseguran ranas?
–No podría asegurarlo. Se trata de una fábula.
–¿Necesitan las ranas la lluvia?
–Como la mente necesita limpiarse de los pensamientos que la atan.
–¿Habría ranas sin lluvia?
–Si un árbol cae en el medio del bosque y nadie escucha su caída...
–¿Qué pasa?
–Exacto.

Tsetsuko empezaba a percibir cuando el maestro sentía que lo dicho era suficiente. Dosificaba su sabiduría como un diafragma que deja pasar la cantidad justa de luz. Lo que él entendía que el discípulo podía asimilar en una conversación. Maravilloso docente, miraba su reloj, levantaba la vista y le decía que se vaya a meditar. Él se iba lentamente hacia su habitación, encendía su humilde televisor y se preparaba para ver “Dallas”, que ya estaba por comenzar.

viernes, 16 de marzo de 2012

Un paso adelante contra la discriminación racial

Deyna nos recuerda uno de los extraños casos que desafían nuestros prejuicios. Las malas lenguas dicen que el hecho de no sacarse el traje y la capucha pueden haber colaborado en esta extraña aceptación. Otros, irónicos, postulan que si bien lo aceptaron, nunca lo invitaban a los pijama parties, tan frecuentes en la organización racista. No sabemos hoy cuáles habrán sido las razones, pero lo cierto es que el hecho marcó un hito (mestre) en el proceso que, con muchos vaivenes, culminó con la candidatura y posterior elección de Obama para presidente.
Algunos lo niegan, otros lo afirman, y la enorme mayoría no sabe o no contesta.
¿Qué piensa usted de este polémico caso?


miércoles, 14 de marzo de 2012

Mitología e impresión

Los antiguos griegos han sido pioneros en la representación del mundo como lo conocemos en la cultura occidental. Llamados por algunos como “los Simpsons de la historia”, no hay tema o problemática que no hayan tocado.
Como siempre, demostrando la perenne vigencia de los problemas universales, Esquilo plantea una tragedia que no fue muy exitosa en sus tiempos, pero de gran valor para comprender los conflictivos recovecos del gremio de la construcción. Un tema complejo.


jueves, 8 de marzo de 2012

Conversaciones con el maestro Sesuda II

La función del maestro


El joven Tsetsuko encontró al maestro Sesuda pelando una mandarina bajo un cerezo en flor y se acercó a hacerle una pregunta...

–¿Tienen cáscara los pensamientos?
–Sí, la cáscara es la apariencia. Debemos cocinar las ideas al calor de la experiencia, para que podamos quitar esa apariencia sin perder la integridad de la idea.
–Un huevo duro.
–Debemos llegar al núcleo del ser atravesando las capas del mundo material.
–A veces las ideas parecen claras.
–Pero sabemos que atravesando la clara hay más. Sin embargo la esencia de la idea puede ser nociva si no la dosificamos.
–Puede ser elevada en colesterol.
–El colesterol no hace daño mientras circula, es nocivo cuando se deposita.
–Como el corralito...
–La vida es movimiento, la muerte es la pacífica consecuencia de la detención del aprendizaje.
–¿No debo detenerme a pensar, hacer pausas para meditar?
–A veces cuando el cuerpo se detiene, la mente levanta vuelo.
–¿Cómo lograrlo?
–Sacudiendo las ramas de la experiencia para hacer volar los pájaros de la sabiduría.
–Pero si el sacudón es violento podemos derribar el nido donde maduran los nuevos saberes.
–Lo bueno lleva dentro de sí el germen de lo malo.
–¿No existen el bien y el mal?
–El animal que muere abona la tierra para que crezcan los vegetales que comerán otros animales.
–¿La muerte es vida?
–Y la vida muerte, el ying y el yang, el culo y el calzoncillo.
–Entonces, ¿cómo juzgar las acciones del hombre?
–El hombre que todo lo da puede tener la vanidad de querer ser santo.
–¿Y el hombre que despoja a los demás de lo suyo?
–Les enseña la vacuidad de las posesiones materiales.
–¿Y el que mata?
–Tal vez por la mañana ayudó a una anciana a cruzar la calle.
–¿El poco bien compensa el mucho mal?
–¿Eres capaz de juzgar el bien y el mal?
–Más bien.
–Menos mal.
–¿A veces menos es más?
–Más o menos.
–Si yo doy más me quedo con menos.
–Cuanto más doy más tengo. Es una paradoja.
–No comprendo.
–Tener mucho es no tener nada. Para estar lleno hay que estar vacío.
–¿Pero debo vaciarlo, no llenarlo, verdad?
–Los pensamientos son como nubes, cuando son densos ocultan la luz.
–Pero el refrigerador tiene su propia luz.
–Es cierto. Pero si cierro las puertas no hay luz, me aislo del universo.
–Y tengo frío.
–Ve a buscar un saco.
–No, que tengo frío si cierro el refrigerador.
–Solo si estás adentro.
–Y no veo la luz.
–Cuando se abre la puerta la luz de adentro se mezcla con la de afuera. Cuando se cierra todo es oscuridad.
–Podría tener una linterna.
–Recuerda que tú no estás dentro del refrigerador, tú eres el refrigerador.
–Pero no puedo elegir la iluminación, necesito quien me abra la puerta.
–Esa es la función del maestro. Abre la puerta, enciende la luz para el discípulo, y de paso saca un yogurt.
–Entonces estamos condenados a permanecer en la oscuridad y el frío.
–No, como nos enseña Platón, debemos animarnos a salir de la caverna.
–Y la luz nos encandilará.
–Tal vez
–No está bueno encandilarse, se ve tan poco como en la oscuridad.
–Pero los ojos se acostumbran.
–También se acostumbran a la oscuridad.
–Sí, pero es mejor la luz.
–¿Por qué?
–¡Porque lo digo yo! –dijo Sesuda– y lo golpeó haciendo que la nariz de Tsetsuko empezara a gotear.

Sesuda había perdido su habitual compostura y el joven Tsetsuko pensó que era un buen momento para dejarlo en paz con su mandarina. 
Se alejó como quien se desangra.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Conversaciones con el maestro Sesuda I



Sobre la iluminación

El joven Tsetsuko preguntó al maestro sobre cómo alcanzar la iluminación. El maestro le dijo que el cerebro del hombre es como un refrigerador. Para ver la luz hay que abrir la puerta.

–No entiendo –dijo el joven Tsetsuko.
–Si abrimos la puerta se va el frío.
–No entiendo.
–Lo que hay adentro no se conserva.
–No entiendo.
–Se echa a perder.
–¿Entonces?
–Nos vemos obligados a vaciarlo.
–¿Entonces abrir la puerta del refrigerador no es malo?
–Solo abriendo las puertas del cerebro podemos vaciarlo para hacer espacio para lo nuevo.
–Pensé que hablábamos de refrigeradores.
–Es una analogía.
–¿Si abro las puertas del refrigerador las analogías se echan a perder?
–No, no hay analogías en el refrigerador sino en la mente.
–¿Tiene puertas la mente?
–Las puertas de la percepción.
–¿Se escapan los pensamientos del cerebro si dejamos las puertas abiertas?
–No, si el cerebro es cómodo no solo no se van sino que vienen nuevos.
–¿Qué es un cerebro cómodo?
–La mente que no juzga sino que acepta, la mente que no ata sino que libera, la mente que usa ambos hemisferios cerebrales
–Siempre es más cómodo dos ambientes que uno.
–En un cajón de manzanas ordenadas optimizamos el espacio, entran muchas, sin embargo no pueden moverse ni cambiar de lugar.
–¿Para qué querrían cambiarse de lugar las manzanas?
–No importan las manzanas.
–¿Entonces?
–Hablamos de ideas. La creación surge del reordenamiento de las manzanas.
–Cuando las manzanas se golpean se echan a perder.
–Los huevos deben romperse para hacer una tortilla.
–¿Entonces hay que romper los huevos?
–Creo que eso ya lo has aprendido.

Sesuda despidió al joven Tsetsuko, que se marchó a meditar sobre las palabras del maestro.

domingo, 4 de marzo de 2012

Minirreportaje (ping pong) a Eric Gill


Tuve oportunidad de cruzarme con Eric en Londres en 1932. Tomamos un café para conversar. Yo quería entrevistarlo para Typoszniek Magaszine y me dijo que tenía muy poco tiempo. Le ofrecí hacerle un minirreportaje, a modo de divertimento. Tampoco quiso, estaba emperrado. 
Finalmente aceptó.
Hoy comparto sus respuestas con ustedes.



Eric, un santo:
San Bernardo
¿Un lugar para viajar?
Hay muchos que quiero visitar, tengo amigos afganos, pekineses...
¿Qué cine te gusta?
Me gusta el cine de acción, disfruté mucho de “Perros de paja”, “Tarde de perros”, pero también “Babe, el chanchito valiente”
¿Algo latinoamericano?
“Amores perros”
Una pregunta más íntima ¿slip o boxer?
Boxer, sin duda
¿Qué quisieras ser si no fueras tipógrafo?
Labrador, tal vez pastor –me dijo ya con algo de fastidio mirando su reloj.

Hombre de pocas pulgas, sin duda. Hoy me pregunto si me habrá dicho la verdad o me habrá metido el perro.



jueves, 1 de marzo de 2012

Sobre los haiku, problemas de traducción

Sabidos son los inconvenientes para escribir haiku en los diferentes idiomas. Esta forma tradicional de poesía oriental requiere una cantidad de sílabas precisa que le da una musicalidad especial. Pero también hay un clima particular que se respira.

La métrica esclaviza a los puristas, pero no todo se puede decir con la misma cantidad de sílabas en distintas lenguas. ¿Qué privilegiar en la traducción?

Al igual que en la vida, los burócratas se preocupan por la métrica reglamentaria, aunque la poesía sea nula, y los espíritus libres se preocupan por el “sabor, olor y textura del haiku”, dejando a los fiscales la ingrata contabilidad.

Sin embargo la polémica sobre las traducciones está instalada

Alfredo Monserrat, ¿genio o tosco?

Alfredo Monserrat, tal vez uno de 
los intelectuales más incomprendidos 
que ha dado nuestro país.
Nacido en Adrogué, siendo muy pequeño fue llevado por sus padres al lejano Oriente, donde vivió toda su infancia y juventud. Allí se interesó por las formas poéticas japonesas y chinas, sin embargo las dificultades con el idioma lo obligaron a ser creativo y utilizar criterios propios de traducción en muchas ocasiones.
Tras finalizar sus estudios de maestro jardinero, dedicó más tiempo a la traducción a su lengua natal.
Los haikus y poemas que él tradujo al castellano, fueron también traducidos por otros eruditos con mejores conocimientos del idioma. Estos le cuestionaron permanentemente sus formas. Lo señalaban como un traductor de palabras, sin la menor sensibilidad para la poesía, un mero usuario del diccionario.
Otros lo han considerado un genio de una capacidad de síntesis asombrosa, un poeta que volaba muy bajo.


El célebre maestro Sho escribió en japonés:
¡Detened el tiempo!
nos roba la vida
Retumba el tambor.

¿Es pertinente la traducción del profesor Alfredo Monserrat que apela al “color local”?:

¡Borombombóm, borombombóm
es un afano
suspéndanlo!

Otras temáticas más mundanas, como este pequeño poema de Muesli (1934-1969):
El primate se mueve
rítmicamente por calles de números
y diagonales.

Fue traducido por Monserrat, despreocupado para siempre por la métrica, como:
Por La Plata baila el mono

Escribió Konsuke (1845-1908):
Dos mujeres celebran
otra sufre
en silencio

Monserrat, sin demasiado esfuerzo tradujo como:

La tercera es
la vencida

El hermoso poema de Sake (1887-1941):
La salada gota en su mejilla
exige lágrimas blancas
de tu pecho

Es tonto pretender que lo tuyo
no es mío
también.

La traducción del polémico Monserrat genera cierta controversia:

El que no llora no mama
y el que no afana es un gil

El intimista poema de Serro Basho (1921-1974):
Te das placer
es fácil mirarte y de pronto
su vista se enturbia

Mi mirada convive
terriblemente imperceptible
con el sostén de mi casa

Tal vez la gota que rebasó el vaso, y que obligó a Monserrat a exiliarse temporariamente en Hong Kong, fue esta traducción, tal vez producto de un acto de pereza:

Es fácil ver la paja
en el ojo ajeno
y no la viga en el propio

Dejemos madurar los textos, no avivemos el fuego (que después se nos vuelve en contra). La poesía necesita tiempo de reposo, y sus traducciones también. Una vez acallado el barullo, la historia de la literatura juzgará...

Paz