sábado, 17 de enero de 2015

Narcotipografía, un nuevo aporte

Si entendemos a la adicción como la falta de palabras, nos cuesta pensar en Manfredo Escobar como un adicto. Lo cierto es que una vez preso, ya fuera del demandante circuito de la transacción cotidiana, Escobar encuentra las palabras y escribe un tratado que puede considerarse un hito de la rehabilitación tipográfica.
Pero las paredes de la cárcel son como una membrana que filtra unidireccionalmente. Nada sale con facilidad, y tal vez ese sea el motivo por el cual se conoce tan poco de la obra de este estudioso, que algún día será reconocido como un precursor de la investigación narcotipográfica.
Si bien fue muy criticado, supo cómo sacar provecho de su encierro.
A otros ser blanco de la crítica los hubiera hecho polvo. A él —por el contrario— ser blanco y ser polvo lo estimuló aún más.
Sumamos así bibliografía al despoblado estante de una disciplina en la que aún hay mucho campo por investigar.


lunes, 5 de enero de 2015

El espaciado como manifestación del inconsciente

Roberto Apfelmasterchef, el talentoso director de la revista “Nodo y más”, que se ocupaba de tipografía y temas misceláneos, siempre lamentó profundamente la incapacidad de sus colaboradores para notar los asuntos relativos al espaciado, lo que disminuía notablemente la calidad de la publicación.
Esta falta de sensibilidad en quienes lo rodeaban siempre lo afligió.




El inconsciente opera de maneras extrañas. En su caso provocaba una compulsión de retocar la marca de la revista. No sabía por qué, pero número a número modificaba casi imperceptiblemente el espaciado.
Como sucede con muchos actos compulsivos, la irracional búsqueda de satisfacción suele provocar el efecto contrario. Momentáneamente alivia, pero pronto se siente como insuficiente y se recae.




Después de cada edición, Apfelmasterchef se disponía a encarar el tema con sus subordinados, pero —por su personalidad— se le hacía difícil confrontarlos.
La frustración crecía y él la canalizaba a través de lo que los tipopsicólogos caracterizan como kernopatía.
Se proponía no volver a tocar la marca, pero recaía en cada nueva edición. Antes de que el último número de la revista estuviera en la calle, se quitó la vida.
Sus amigos y colaboradores se sorprendieron y lamentaron no haber notado antes que algo andaba mal, para descubrir más tarde que si hubieran prestado atención, algún indicio habrían encontrado en las tapas, que siempre han sido responsabilidad de Apfelmasterchef.

La última revista se transformó en un mudo reproche y enseñanza para su staff, que ya no pudo volver a ser indiferente al espaciado nunca más.