martes, 24 de abril de 2012

Conversaciones con Sesuda IV


Sobre lo lleno y lo vacío

El joven Tsetsuko se despertó con el canto del gallo y se acercó al maestro Sesuda, que meditaba mirando salir el sol para preguntarle:

–¿Es el gallo que canta quien hace salir el sol?
–Para levantarse con el gallo primero hay que acostarse con él.
–¿Zoofilia? ¿Acaso no existe el pecado?
–El maestro Buyo solía decir que el pecado divierte pero el pescado nutre.
–Se dice el pescado pero no el pescador.
–Mejor que regalar un pecado es enseñar a pecar.
–Y sin embargo el pescador de almas puede ser santo
–El pescador echa sus redes. Recuerda que la virtud de la red está tanto en la soga como en el agujero.
–¿Importa más lo que somos o lo que no somos?
–El vacío interior da sentido a la botella.
–Una botella maciza se ve como una botella.
–Pero no sirve como tal.
–¿Las cosas deben servir para algo o solo ser?
–Las cosas deben ser, pero si estás sediento en el desierto, mejor haberse llevado una de las huecas.
–Solo si está llena.
–La botella llena solo da seguridad, pero no sacia la sed.
–El hombre rico no es el que tiene llena la billetera.
–Exacto
–Perdido en el desierto no importa cuántos papeles tenga en su billetera si no consigue un kiosco.
–Pero si a la noche va a encender fuego los billetes son mejores que la botella.
–Si tiene fósforos.
–Si es inteligente los habrá llevado.
–La inteligencia depende de la nutrición del cerebro, no del estómago.
–El fósforo es bueno para el cerebro.
–Los peces son ricos en fósforo.
–Pero no lo puede usar bajo el agua.
–Lo saben porque son inteligentes.
–Si así fuera no caerían en las redes del pescador.
–¿Es la red más inteligente que el pez?
–¿Debería el pez luchar contra su destino?
–¿Se hallan entrelazados los destinos del pez y del pescador?
–¿Tomas partido?
–¿Debería?
–En el plan del universo el pez y el pescador valen lo mismo.
–Si yo fuera un pez –y no un refrigerador– quisiera que así fuera.
–Si tú fueras un pez sería difícil notar la diferencia.
–A los ojos de un ser supremo.
–Sí, también.

Se alejó pensando, era suficiente para él. El maestro continuó meditando un poco más, sacó un cuenco de arroz lleno de hawaian Tropic, se untó la cara y quedó mirando al cielo como quien quiere nutrirse de su sabiduría.

martes, 10 de abril de 2012

Sesuda y los relatos zen (I)

Sabiduría concentrada en pocas líneas, relatos abiertos que nos dejan pensando, la esencia del zen al alcance de quien tenga la mente abierta. No busques entender. Disfruta.