Admito que el dilema moral que implica robar para satisfacer las necesidades básicas nos hace dudar acerca de la oportunidad de citarlo en este blog, que leen tantos niños.
También a mí me hace replantearme la conveniencia de hacer pública esta historia.
Los moralistas pueden estar tranquilos, el transgresor ha sido castigado por una justicia ¿divina? que de existir protege a los poderosos. Valga como mínima compensación esta breve apología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario