miércoles, 2 de agosto de 2017

Frutiger on Ice: un cálido (y frío) homenaje

En uno de los más hermosos homenajes, el espectáculo Frutiger on Ice recorre la vida del célebre tipógrafo, sus logros, sus dificultades y sus sueños. Los puntos más altos —sin dudas— son aquellos en los que los patinadores van dejando la impronta del mapa de caracteres completo de la tipografía que lleva su nombre en el hielo, o representan los pictogramas de la señalética del aeropuerto Charles de Gaulle.
Sin embargo, es probable que los cuarenta minutos en la representación de las horas, días y meses sentado ajustando el peso óptico de los signos o los largos cincuenta minutos dedicados al desarrollo de el sistema de variables de Univers hayan resultado difíciles de digerir para el público menos informado. Según palabras del director del espectáculo —Héctor Kobayashi—, Adrian era tan meticuloso que no hubiera aprobado una versión menos fiel.
Para colmo, cuando la gente esperaba el gran final, comenzó el demasiado largo monólogo del personaje que representaba a Frutiger, con una gran cabeza de papel maché, en el que explicaba la nomenclatura completa y el sistema de numeración para diferenciar pesos, anchos y eje, que incluso era abierto a preguntas del público.

La siempre dura crítica tipográfica fustigó al espectáculo y cuestionó la primacía de la divulgación y el rigor histórico por sobre las más elementales reglas del show business. Los más malvados llegaron a preguntarse si —dado que se hablaba principalmente de tipografías de palo seco— si eran necesarios los patines.



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