Ya a esta altura no descubro nada si digo que en Oriente se imprimía con tipos móviles muchos siglos antes de Gutenberg, pero poco se sabe del constante conflicto entre impresores y calígrafos, que prefiguraba un conflicto similar en la Europa del siglo 15.
Mucho menos aún se sabe de las técnicas de defensa de los primeros impresores, de la prehistoria de las artes gráficas chinas, vinculadas a las artes marciales.
Valga este muy sucinto informe para empezar descorrer el velo de un supuesto idílico pasado y ver cómo eran las cosas en realidad.
Si el influyente gobierno chino no me reprime yo seguiré contando las verdades cual solitario opositor en Tian an Men parado frente a un tanque (aunque en mi caso es un tanque de agua, y la protesta es contra Obras Sanitarias de la Nación por una pérdida en un caño que llega a casa y una mancha de humedad que crece, como crece la necesidad del conocimiento) y la gota irá horadando la pétrea resistencia de quienes se creen dueños de la verdad hasta hacerles saber que no toleramos más dogmatismos, especialmente viniendo de gobiernos con fuertes componentes autoritarios, o administradores de consorcio que hacen oídos sordos a los justos reclamos.
Me dicen que Obras Sanitarias de la Nación ya no existe. ¡Más motivos para estar indignado! Hemos perdido una nueva empresa estatal en manos de los monopolios orientales. Estemos atentos porque, parafraseando a Martin Niemöller, “ayer se llevaron las telefónicas y no protesté porque soy de llamar poco, hoy no se llevaron nada porque cuando vinieron era casi de noche y ya no daba, pero mañana nos gobernará Enzo Francescoli y ya será tarde”.
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