Sakito se divierte en su primavera literaria, pero en el invierno de las críticas se quiere morir. Buscando un símbolo de paz viaja a donde cree que lo encontrará –el milenario Tibet– para despejar su mente de las vibraciones negativas que empezaba a generar su presencia en al ámbito literario nipón.
¿Podrá finalmente Sakito alcanzar la paz, madurar su talento, encontrar la sabiduría breve?
No pretendáis saber hoy lo que llevará un tiempo dilucidar, pero podéis empezar a chusmear qué acontece con nuestra diva en el monasterio.
ResponderEliminar¿Y dando vuelta a la biblioteca ya no quedan libros para imprimir?
No lo sé, será porque se quiere sentir bien...
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