Qué buen momento este, en el que la tolerancia y el amor al prójimo nos desbordan como desborda un pozo ciego desparramando opiniones y demás por todo el ciberespacio, para recogernos y meditar acerca de un breve relato zen que también nos habla de la tolerancia, el respeto y la posibilidad de aprender del prójimo, aunque el prójimo sea un animal.
Sesuda vuelve a hacerlo, como una Brittney que insiste en hacernos conocer las verdades profundas.
Si no lo entiende o no lo disfruta no me eche la culpa a mí, seguramente se trata de inmadurez de su parte.
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