viernes, 21 de junio de 2013

El antiguo Egipto desconocido

Cuando pienso en todas las cosas que no nos enseñaron siento un vacío (al horno con papitas nuasé) en la boca del estómago y me pregunto para qué necesitamos otra boca en el estómago. ¿Acaso no es como una policía departamental que superpone sus funciones con la nacional? ¿se le han transferido los recursos? ¿puede rechazar esa segunda boca lo que la primera ya admitió? ¿qué poder le ha otorgado la naturaleza a esa boca? ¿puede decir? ¿es escuchada?
A veces me siento como esa segunda boca que regurgita aprendizajes vencidos, pero que carece de la fuerza para vomitarle al mundo su verdad porque la otra boca, la poderosa, no consiente que se sepa esa información que le pudre el aliento y elige esos modernos cepillos con "limpiador de lengua y mejillas" para ser aceptada en un mundo de mentiras pulcras y perfumadas.

(Léase con un crescendo de indignación, alzando la voz en cada línea, aunque tal vez debería haberles avisado antes)

En fin... (suspirando y volviendo a la calma) unos breves datos sobre el antiguo Egipto sobre los que es muy difícil hallar información en fuentes supuestamente eruditas. Como ya nos pasara con la piedra de Rosetta (ver aquí), por ejemplo.


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